encrucijada

Como muchos pueblos serranos, Castaño tenía una economía de autosuficiencia y autoabastecimiento. En 1752 con unos 800 habitantes se contaron 3 artesanos del sector metalúrgico, 6 que trabajaron la madera, 4 en el sector del cuero y 2 en la construcción. En 1847 vivían 1063 almas en el pueblo y hubo 15 telares de lienzo, 3 molinos harineros, varios zapateros, herreros, carpinteros, alarifes y algunos arrieros. Estos artesanos eran suficientes para la demanda del pueblo. Sin embargo hoy en día el panorama ha cambiado totalmente. Con una población de unos 200 habitantes no hay bastante trabajo en el pueblo para cualquier oficio. Como en el resto de las poblaciones serranas se observa una fuga de artesanos y talleres a los polígonos de Aracena. Actualmente las únicas posibilidades de trabajo asalariado en el pueblo se encuentran en la construcción, sobre todo reforma y rehabilitación de viviendas, y en los secaderos de jamón. Existen asimismo pequeños negocios, normalmente unipersonales, dedicados a la alimentación u hostelería como unas pocas explotaciones agrícolas con tendencia a desaparecer. Casi todos los contratos son temporales. No hay puestos de trabajo para gente cualificada ni incentivas a crear empresas de nueva tecnología. El Plan de Desarrollo Sostenible del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche propone como fomento de la productividad únicamente el turismo, la agricultura y la artesanía. No menciona para nada las nuevas tecnologías de bajo impacto medio ambiental. La escasa infraestructura impide que el dinero circule en el pueblo. Casi cada céntimo que se gana se gasta fuera de la población contribuyendo a la riqueza de los nuevos centros económicos como Aracena. Además hay una gran parte de población improductiva. Según el censo de 2001 de un total de 152 personas mayores de 16 años 52 estaban ocupados mientras 34 se encontraron en paro y 66 eran inactivos. Eso quiere decir que la mitad de la población no producía.